Hace un mes, fue conectada al dispositivo de asistencia ventricular en el hospital general pediátrico “Niños de Acosta Ñu”.Ella tiene seis años; recostada en la cama, no pide juguetes ni golosinas, mira a su alrededor – enfermeras, médicos, monitores, sondas- y, con la voz suave, dice que solo quiere regresar a su casa, volver a clases, jugar y comer el tallarín con salsa de carne que prepara su tía.
Corazón artificial la mantiene con vida, en espera de un donante
El 21 de marzo celebró su sexto cumpleaños, lo hizo en la escuela, rodeada de sus amigos y la profe. Durante el recreo, jugaba a las escondidas, podía correr para buscar un escondite o hacía el “tapo” para liberar a los que ya fueron descubiertos.
Al salir de clases, regresaba a su hogar y se sentaba en la mesa junto a su familia para almorzar. Su comida favorita: los tallarines con salsa de carne, de su tía; sin dejar de mencionar también las delicias preparadas por la abuela.
Las tardes trascurrían entre tareas escolares y los juegos con Willy y Bruno, más que mascotas, sus dos amigos perrunos.
Pero, un mes después de esta historia, al llegar a su casa, le dijo a su mamá que tenía mareos y la sensación de que el corazón le saldría por la boca. Desde ese momento, comenzó la travesía de idas y vueltas al hospital para estudios e internaciones. Su corazón dejó de funcionar correctamente a causa de una miocardiopatía, al punto de requerir un dispositivo de asistencia ventricular (corazón artificial), como última alternativa de espera a un donante para acceder a un nuevo órgano.
Hoy, el único pase de salida del hospital es un trasplante. Lleva 46 días internada. Está al cuidado del equipo de cardiología del hospital general pediátrico “Niños de Acosta Ñu”, y de sus padres. Pero más allá de lo que ellos pueden ofrecer, la vida de la niña depende de la decisión de quienes tienen en sus manos decir “sí” a la donación de órganos.
Su nombre figura en lista de espera del Instituto Nacional de Ablación y Trasplante INAT, con prioridad cero (máxima). La conexión al corazón artificial no es un tratamiento curativo, pero permite prolongar el tiempo de espera hasta que llegue un donante.
¿Quiénes pueden ser donantes y por qué es tan complicado conseguir un corazón para los niños que se encuentran en esta situación?
La Dra. Nancy Garay, jefa del departamento de Cardiología del pediátrico, recuerda la vigencia de la Ley Anita, que permite a todas las personas -mayores de edad- ser donantes, a menos que en vida expresen la voluntad de no serlo.
Pero esta ley no abarca a los menores de edad, en cuyo caso, son los adultos responsables legalmente quienes toman la decisión. Por lo que siempre está sujeto a esta decisión la posibilidad del trasplante.
Cabe recordar que, para ser un donante de corazón, debe existir la certificación médica de muerte encefálica, un cuadro irreversible en el paciente.
Historia de éxito
Gracias a la donación de órganos, recientemente una paciente fue dada de alta, también luego de permanecer un tiempo conectada al corazón artificial en el "Acosta Ñu". Lee los detalles en el siguiente material: Niña retoma vida familiar tras exitoso trasplante de corazón